Y sentí que moría, justo en el punto en que realmente nací. Lloré, y caí; como comenzando de nuevo... De nuevo en brazos, logré caminar... Y estoy aquí, aprendiendo a escribir, y a hablar... a hablarles.
lunes, 13 de septiembre de 2010
Se le acabó la emoción.
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...Y cuando el niño se aburrió de jugar en la casita del árbol y volvió con su pelota;
ella ya había quemado sus muñecas y no tenía ajedrez.
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