jueves, 15 de julio de 2010

Con el corazón de labial.

   Usé brillo un tiempo en los labios, cuando era más pequeña. Caminaba con la boca hacia adelante, casi como un "pato" (risas), podría jurar que me sentía  con la seguridad de toda una quinceañera coquetona y rompecorazones hasta que cumplí diecinueve, más o menos.
  Con el tiempo lo dejé de usar, al igual que muchos otros ornamentos ruidosos; Mi Negro se quejaba "tupi'o y parejo" de que al final se lo terminaba comiendo él y que  yo no lo necesitaba en realidad, pues brillaba por mí sola (según él y su labio sexón hacia arriba...¡Qué más le iba a rebatir!)... Asi que lo dejé de usar no más poh (Si me lo decía el dueño de mis ojos, sólo bastaba con que me reflejara en esos OjosdeAceituna para sentirme Miss Universo y ...¡magia!).  ¡Me sentía como una escarcha con patas, diría yo!. Creo, incluso, que podía haberme apodado "bling-bling" y me habría sentido nada más orgullosa de tanto "brisho" (más risas).

    Hasta que ya no tuve mi brillo propio; hasta que me miraba al espejo y me veía opaca. Sombras, sombras, y más sombras; sólo el reflejo de imágenes en blanco y negro... Diez kilos menos...¡Como para sentirse "regia"!... y la obscuridad inminente en el rostro de quién no usaba labial de brillos era mi mejor imagen en todo espejo o reflectario que se me cruzara.  (Cuando quería verme, además...).

      Lo busqué por meses sin saber dónde lo había guardado, llegué a pensar incluso que El Moreno se lo había echado al bolsillo de puro maldadoso; pero, nisiquiera tenía agallas para reclamárselo... pues, cada vez que iba con la excusa de recuperarlo se me quedaba otro objeto de iluminación personal y más obscura  y tenebrosa me veía luego.  Así, estuve un año y algo más o menos...me puse a trabajar arduamente, hasta que por fín  junté el dinero y me compré un labial nuevo. ¡Que felicidad pude irradiar otra vez!.


Si bien, no era el mismo...al menos el uso que le podía dar era idéntico, y el resultado...mmm...similar*.
¡Funcionó!


-Oye, Mam ...¿Y el otro brillo? Te quedaba tan bonito ese...
-Me compré otro.
-Si, pero con el otro te veías tan linda...
-Me compré éste que no pica.
-Pero, es que el otro...
-¡Ya, basta! Tengo éste y punto.


    Ayer, en un acto conciente, esperado e invocado más encima... perdí el que no picaba.
    Aguardaba en la Alameda cuando choqué con la iluminación y seguridad de sus dreadlocks. Fué cosa de segundos (¡FLASH!),  más un par de minutos, se le sumaron, en los que no te das cuenta que lo perdiste... Llegué a casa e hice muchas cosas, extasiadísima por lo demás, a la vez; me reí como no lo hacía hace meses, parecía que a cada problema le encontraba la "carepayaso".   De hecho, si me hubieran preguntado, incluso, por mi viejo habría sonreído... hasta que quise salir de nuevo:  busqué mi brillo y no estaba  (Aahaha bueno, debe estar po ahí...como cuando se me esconde el muy travieso).     No sentí desesperación, hasta hoy en la mañana en que quise salir nuevamente,y  recordé que ya no tenía el labial por ningún lado...¿Se habrá quedado, nuevamente, con él?, ¿en qué momento lo sacó de mi bolsillo que no me dí cuenta? ¡ Pero, si me mantuve impávida y resguardada todo el tiempo!...quizás fué cuando me miró a los ojos y me vi en ellos nuevamente. Cuando me ví a mí... tan yo misma y desnuda que no me reconocí...



     Esta noche, sentí que mi corazón palpitó más fuerte... entonces, le conversé en secreto; bajé la voz, tenía miedo que Carlos Felipe preocupado me escuchara (pues, anoche le entró la irá y buscó como darle cara y hacerse notar como Mi Ángel Guardián); ésto tenía que ser sólo para los dos. Me contó que si podía préstarme de su brillo y que me diría cómo obtenerlo... cuando sonó la puerta. ("Nikitaaaaaaaaaa... la puertaaaaaaaaa").  La cerradura cedió...¡Frío!.

      Mi corazón se puso en mute, no volvió a hablar más...¡El wevón se me asustó a lo más cobarde!. No me dió el secreto y no quise salir sin brillo en mis labios, aún sabiendo que quizás quién estaba afuera venía a devolvérmelos. Me negué.

       Nikita me ofreció de uno antiguo que tiene guardado desde USA; pero, le quedaba muy poco así que no accedí.  Aún, siento el corazón acercándose a mis labios con temor, pero sin prisa. La curiosidad por saber qué me dirá es tormentosa... pero, la certeza de que mis brillos están ambos en el mismo bolsillo aquél apaciguan la intriga...Mas, el desconcierto de porqué el   Pequeño Coli   me los esconde no es grato, en lo absoluto. El Hombre, claramente, no los necesita: sus labios gruesos, morenos, y sensuales son mucho más poderosos y ostentosos que mis brillos...¿O será que los guarda para recordar los que tanto amaba?,¿...los míos?...



















                                                                                             Pequeña Pecosa.















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[Jamás pensé que apareceríamos de nuevo]








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