martes, 25 de diciembre de 2012

La reconciliación.


Hace un rato leía un artículo sobre el significado de los sueños.

Desde hace un tiempo, recurrentemente -debo contarte-, he estado soñando contigo. No todas las noches, ni tampoco tan seguido; pero, ha sido un par de veces en las que he despertado con esa sensación de disgusto e inquietud. Pues, cuando se está enamorada y estás tan bien con tu pareja - como lo estoy yo- estas cosas no deberían ocurrir.  Y bien, en este texto encontré algunos posibles porqués que no me parecieron para nada extraños: hablaba de los asuntos pendientes; de cuando uno pasa a otra etapa, pero no cierra la anterior como siente que correspondía. También, hablaba de que puede ser un mecanismo de defensa cuando estás muy -demasiado- enamorada y la mente se encarga de recordarte que ya te enamoraste antes y falló, entonces debes tener presente que el mundo cumple sus ciclos... Así es la vida, nadie se muere de amor. En este aspecto, es lógico soñar con el ex; es un "cable a tierra" a un amor mágico y desenfrenado con el que despegas cuando lo encuentras, como ahora.

Pues, bien: Vengo a despedirme y a dejar todo, lo que mi inconsciente puede creer pendiente, saldado. Para ésto, tendré que hacer memoria; memoria que quizás ni a ti ni a mi nos conviene, pero es justo y necesario hacer un recuento de lo malo y lo bueno, para continuar mejor y saber en qué no hay que volver a equivocarse.  "La vida la vives o la piensas, no las dos cosas al mismo tiempo..."

Recuerdo, entonces, que tu sacaste lo peor de mi: recuerdo que sentí rabia como no había sentido nunca antes; sentí pena como no había sentido -ni había imaginado poder sentir- jamás... por un momento, incluso, sentí que, efectivamente, me iba a morir de amor. Y no, no me estaba muriendo de amor propiamente tal (pero, eso lo entendí mucho después... de lo contrario, no habría luchado tanto). Era muerte espiritual, de pura desilusión. Pues, yo te amé; sí, te amé tanto que dejé de amarme... te amé hasta olvidarme completamente de que yo era un ser autónomo que merecía respeto y amor. Te amé mal, pues hoy... cuando, realmente, siento que aprendí a amar; entiendo que amar comprende otras cosas, otras circunstancias, otros tipos de compañía, y con un entendimiento y empatía que ni tu ni yo conocíamos... y que espero, de todo espíritu, que hoy tu también comprendas y sepas amar a quién te ama como merece todo el que te ama.

Por otro largo momento, en ese tiempo, me volví loca de celos (claramente, los motivos estaban de sobra... sufrí un bombardeo de información que no necesitaba para saber que ya había dejado de ser la única). Siempre tuviste - y no me extrañaría que aún tengas- esa sensación de "sex symbol" para con tu persona ... la que seguramente, fue la culpable de que yo también cayera en ese juego. Debo asumir que la vida sexual era muy amplia, entonces, y quizás enceguecida por ésto mismo; pensé que no habría otro igual. Y me equivoqué: hubo mejores... hubo uno, especialmente, mucho mejor... inimaginablemente mejor como hombre, como pareja, como compañero, como persona.  Y en este punto debo ser enfática: ¡Como persona! Tanto... que me enseñó, sin saberlo, a ser mucho mejor ser humano y poder hoy mirarte a ti y a muchas otras personas sin ningún tipo de sentimiento:  ni de amargura, ni de gratitud.

Insistiré en que tu sacaste lo peor de mí; sentí que el mundo se venía abajo; que luego de haber amado tanto y tan puramente, eramos capaces ambos de ensuciar algo con toda la pendejería extrema y amplia de un adolescente de mierda, que gracias a él - a mi ángel- pude aprender a dejar atrás y mirar con otros ojos la hermosura de vivir.

Hoy vengo a perdonarnos; a ti por no saber amar en aquella época (insisto, en que espero fielmente que hoy si sepas), a mi por no darme cuenta de eso y empeñarme en que aprendiéramos juntos. Vengo a perdonarnos por haber ensuciado algo que pudimos haber dejado como un buen recuerdo, no vengo a ser ni tu amiga ni nada por el estilo... pues, creo, que como personas, realmente, somos muy distintos y tenemos una valencia y una visión de la vida muy distantes, además de un "pa' qué po".

Hoy vengo a empezar este ciclo tranquila completamente conmigo, a amar incondicionalmente a la gente que me ama... a encontrarme con este engrandecimiento espiritual que a nadie le hace mal, por el contrario: que todos necesitamos. No quiere decir que tú, en lo particular, seas primordial en este cierre. Sin embargo, para perdonarme a mi misma por haber actuado mal -conmigo, contigo, con otros- en varias ocasiones y por diversos motivos... por haberme olvidado de mi lado espiritual y haberle dado más cabida al instinto y orgullo-, debo perdonar también al causante de aquello; debo perdonarnos a ambos.

Salud, amor y empatía con y para todos.

Nunca es malo pedir disculpas, nunca es malo perdonar.  Somos seres equívocos, emocionales y muchas veces los instintos nos vuelven animales, y dejamos atrás nuestro lado espiritual que realmente existe si así lo queremos.


Te deseo lo mejor del mundo, como se lo deseo a todos. Y pediré disculpas a todo aquel que ofendí, aún cuando se lo merecía; a todo aquel que agredí de alguna manera; a todo aquel que ignoré sin motivos.

Disculpas a las culpas, siempre tan necesarias, para mantenerse en pie sin culpar a nadie.


Somos un alma que tiene un cuerpo, no un cuerpo que tiene un alma.


Mariam.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario