Solía creer que me quería, sólo porque necesitaba que me quisieran. Pero, cuando llegó el que en verdad me quería, la falta de costumbre se hizo presente y me asusté con el cariño...
-¿Corro?
Corrí.
¡Outch!... Me arrepentí.
- Lo siento...
LLegué en busca del doble de mi experiencia, y me encontré nuevamente con la mitad de mis agallas.
¡Infaltable! No sé por qué te extraño, si no quiero. No sé por qué me dejo encontrar, y te aviso donde estoy... si no sé si quiero que llegues y me encuentres.
Yo lo ví en sus ojos, en sus manos, en sus ideales y promesas no dichas... preferí arrancar. No quiero verme jamás como mi yo al cuadrado, disminuido a un tercio de mi madurez emocional. No lo haré.
- ¿Te diste cuenta o tuviste que leerlo aquí?
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